Estudiantes de Santiago y Frutillar participan de ensambles impulsados por Fundación Guitarra Viva
Cinco profesores de la institución dan testimonio de su trabajo con decenas de niños y niñas de enseñanza básica, quienes presentaron un concierto final en el Centro Cultural de Lo Prado con miras a los desafíos del año 2025.
Para el año 2025, las actividades cuentan nuevamente con el respaldo del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Alrededor de 50 estudiantes llegaron el pasado 6 de diciembre al Centro Cultural de Lo Prado, para ser protagonistas del concierto de fin de año de los ensambles que la Fundación Guitarra Viva Ernesto Quezada realiza en siete colegios e instituciones de las regiones Metropolitana y de Los Lagos.
Cada agrupación es fruto de una iniciativa que comenzó en el año 2021, en el Teatro del Lago de Frutillar, y que desde entonces se ha expandido como parte del trabajo que la fundación continuará desarrollando el año 2025 con el respaldo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.
La Fundación Guitarra Viva impulsó ensambles en los colegios CREE de Cerro Navia, San Francisco de Asís de Santiago, Esperanza Joven de La Cisterna e Intercultural Trememn de Maipú, así como en el Centro Cultural de Lo Prado. Al mismo tiempo, lo hizo en la Escuela Arturo Alessandri Palma y el Centro de Educación Artística (CEAF), ambos ubicados en Frutillar. Todas estas agrupaciones continuarán trabajando este año con miras a nuevos repertorios y desafíos pedagógicos.
En cada lugar, entre abril y diciembre se ofrecieron clases semanales gratuitas, orientadas a la formación de ensambles de guitarras. Aunque estaban dirigidas principalmente a estudiantes del segundo ciclo de enseñanza básica, también consideraron a niños y niñas aún más jóvenes.
“Es un trabajo lento, pero también muy significativo en los entornos donde trabajamos”, dice Mauro Millán, guitarrista que este año asumirá como coordinador del proyecto y que en 2024 estuvo a cargo de los ensambles de Frutillar. “Además, es una manera de generar audiencias e introducir a mucha gente a la guitarra clásica y al mundo de la música en general. Tenemos varias tareas y metas para este año y esperamos cumplirlas”, anticipa.
“El concierto que tuvimos en Lo Prado fue una experiencia inolvidable”, agrega Magela Oquendo, guitarrista que impartió dos talleres en esa misma comuna. “Tuve el placer de tocar junto a mis alumnos y es emocionante ver cómo niños y niñas que llegan sin experiencia previa terminan brillando en el escenario. Me impresiona cómo la música puede transformar de manera profunda sus vidas, ayudándolos a desarrollar habilidades sociales, emocionales y cognitivas. Ver su crecimiento y confianza es verdaderamente gratificante”.
Un punto de vista similar plantea Antonia Rayén, guitarrista que dirigió un ensamble en el colegio Esperanza Joven de La Cisterna, formado por estudiantes desde segundo a octavo básico: “Sentí mucho orgullo de su trabajo. Se comprometieron a un nivel que se reflejó en una actuación libre de errores mayores, tal y como la ensayamos. Fue la segunda vez que se presentaban en el centro cultural como ensamble y me comentaron que les había salido increíble. ‘Se nota que aprendimos’, me dijeron”.
Santiago Peralta, quien ofreció un taller en el Colegio Trememn de Maipú, plantea que la experiencia también implica un desafío para los mismos guitarristas: “Al tratar con niños de distintas edades, hay que desarrollar y fortalecer las habilidades de manera personalizada, ya que cada estudiante tiene maneras distintas de afrontar el instrumento. De este modo, constantemente tienes que buscar formas de explicar una misma cosa y aterrizar la información de la manera más concreta posible, para que sea comprensible”, detalla.
Así lo señala también Inti Rodríguez, quien dirigió los ensambles de Santiago y Cerro Navia: “Generalmente, los intérpretes tocamos solos, sobre todo los de guitarra, entonces este trabajo grupal representa un desafío muy lindo, que también nos entrega herramientas para aprender a trabajar con otros músicos”, indica. “Enseñar semana a semana es un oficio. Uno se vincula con los niños y niñas, te hablan de sus cosas y también te cuentan cómo se sienten con el instrumento. Uno se nutre de cada experiencia, entonces es un trabajo muy enriquecedor en lo humano”.
Fundación Guitarra Viva Ernesto Quezada forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que busca fortalecer y dar continuidad a instituciones y organizaciones culturales de derecho privado y sin fines de lucro. Este programa además es parte del Sistema de Financiamiento a Organizaciones e Infraestructura Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio que integra, articula y coordina de forma transversal los planes, programas y fondos orientados al fomento y apoyo de las organizaciones, de la infraestructura cultural, y de la mediación artística. Todo esto con una vocación descentralizada, mecanismos participativos, y la promoción de la creación de redes y asociaciones.